Como madres, cuántos dilemas enfrentamos durante el proceso de criar a nuestros niños: que si los dejamos o no que duerman en nuestra cama pasada cierta edad, si está bien que jueguen juegos electrónicos por media hora más en lo que terminamos de preparar la cena, si les compramos ese juguetito por el que tanto lloraron en la tienda. El trabajo de ser mamá a veces requiere que, por ellos, hagamos lo que de pronto es lo más difícil, que sepamos decir NO.
Yo recuerdo una vez la escena como de telenovela (¡el drama!) que me formó mi hija Ariana, en plena tienda cuando tenía 6 añitos. Allí mismo dejé los artículos que iba a comprar y salí del sitio con ella a llanto puro porque no le iba a comprar una muñeca. Es una escena que ahora recordamos a carcajadas aunque hoy es ya toda una señorita. Claro que hubiese sido más fácil ponerle fin a sus lágrimas comprándole lo que el ella quería, pero para mi era importante que éstas fueran oportunidades para que ella aprendieran el valor de las cosas, la importancia del sacrificio.
A mis hermanos y a mi nos criaron así y la disciplina con amor era algo que practicaban mami y papi a diario y consistentemente. Por eso también he escogido tomar bien en serio esos dilemas cotidianos de la crianza para que en cada batalla, mis actos de amor por mis hijos sean oportunidades para inculcarles valores. Qué lindo que entiendan que las cosas que uno desea conseguir en la vida hay que trabajarlas, ¡hay que ganárselas!
Para esas lecciones, mis tres hijos ya me han oído hablar de la juez Sonia Sotomayor, que de una niñez humilde en Puerto Rico se hizo paso al Tribunal Supremo de Estados Unidos, y de Richard Montañez, el emprendedor latino que fue de hacer limpieza en la compañía Frito Lay a inventar uno de los productos más exitosos de la empresa. Carlos Santana es otro que les he mencionado en ocasiones, y se identifican con su música que escuchan conmigo en casa, pero también conocen sobre el hombre que ha roto barreras y sobre lo mucho que ha hecho por nuestra comunidad. Si hay algo que sus inspiradoras historias tienen en común es que no hay límites para lo que podemos lograr, siempre y cuando trabajemos por ello. Con eso sueño para mis hijos y por ellos hago lo que hago (incluso decirles “no” de vez en cuando aunque eso signifique otra batalla más): para que ellos también encuentren su camino en el mundo, para que disfruten de éxito en la vida y para que sean felices.
¿Cuáles son las situaciones en las que se te hace más difícil decirle “no” a tus hijos?
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